
Aunque para una gran parte de los consumidores de café su razón número uno sea el aporte de cafeína, para otra gran parte esto supone un problema. Hoy hablamos del proceso de descafeinado.
El primer sistema patentando fue en 1905 y pertenece a Ludwig Roselius quien utilizaba benzeno, dado los estudios cancerígenos de éste, dejó de utilizarse.
Existen diferentes procesos de descafeinado pero en todos ellos la pérdida de calidad tanto en aromas como en sabor es evidente e inevitable. Este tipo de cafés responde a diferentes necesidades aunque los baristas no solemos trabajar con ellos.
Clasificamos entonces los procesos según el uso o no de disolventes. Según los estudios y las instituciones médicas, los compuestos químicos utilizados como disolventes, por ejemplo el cloruro de metileno o el acetato de etilo, no son nocivos para la salud.
Dichos disolventes se pueden utilizar directamente sobre el grano, lo que implica tener que calentarlo mediante vapor para abrir los poros y limpiarlo una vez acabo el proceso, o bien se pueden aplicar al agua resultante de hervir los granos en ella.
Sin embargo, los procesos sin disolventes cuidan más del café como es el conocido «Swiss Water» o mediante CO2. En el primero se utiliza carbón activado para filtrar la cafeína mientras que en el caso del CO2, se utilizan altas presiones para asegurar el estado líquido de éste, finalizando con la liberación de la presión y la vuelta al estado gaseoso del CO2. Ambos procesos son más selectivos lo que deriva en sistemas más eficaces y que suponen menor pérdida de las características del grano.
Debido a todos estos procesos, el tueste del café descafeinado también se ve comprometido además de volverse más inestable, lo que repercute en una reducción de la calidad del tostado en la mayoría de casos sumada a la merma que conlleva el proceso en sí.
Recordaros que los cafés arábicas tienen menos cafeína que la especie robusta sin la necesidad de ningún proceso de descafeinado lo que convierte a los cafés de especialidad en una mejor opción para todos los públicos.
La próxima vez que pidas un café descafeinado medita si merece la pena la pérdida de cualidades frente a la cantidad de cafeína, si aún así tu opción es el descafeinado, ya tienes algo más de información sobre lo que estás tomando.